El proceso de la galvanización general en caliente consiste en la aplicación de recubrimientos superficiales de zinc sobre piezas y elementos de hierro y acero mediante la inmersión de los mismos en baños de zinc fundido a una temperatura de 450 °C. El objetivo de este proceso es conseguir la protección de las piezas y elementos metálicos frente a la corrosión por humedad y contaminación ambiental.
Las principales fases del proceso son:
Durante el proceso de galvanización en caliente, se forman tres capas de aleación en la relación intermetálica Fe-Zn, además de una exterior de zinc puro que otorga al material unas propiedades de resistencia a la corrosión muy elevadas.
Con este recubrimiento, se forma la llamada “pila galvánica” que protege las piezas galvanizadas ante cualquier raya o daño a nivel local en el que el acero base queda expuesto. Esta es una forma de protección catódica localizada en la que el zinc actúa como un ánodo de sacrificio.